Reos con tuberculosis ponen en alerta a jueces penales

Ante la permanente concurrencia de reclusos del Penal Regional en los Juzgados Penales de la Sexta Circunscripción, con cuadro de tuberculosis, los magistrados plantean una urgente acción conjunta entre el Ministerio de Justicia, de Salud y el juzgado de ejecución para intensificar los tratamientos y las medidas preventivas a la hora de concurrir a los juzgados, sin exponer a terceros y a los funcionarios a enfermedades de fácil contagio. 

De acuerdo a un control de la coordinación de juzgados penales, son al menos 44 los reclusos que padecen de la mencionada enfermedad y concurren a sus audiencias sin ningún tipo de protección como tapabocas, alcohol en gel u otro elemento que sirva para su cuidado. 

La jueza Mirta Aguayo, coordinadora del fuero penal envió notas al director de Instituto Penales de nuestro país y representantes de salud pública en la región para intensificar la tarea de control y prevención de enfermedades como Tuberculosis y Meningitis, las más comunes en la población penal de esta región. 

Precisamente, la magistrada relató que un justiciable tuvo un ataque de tos, hasta el desmayo, en pleno juicio oral y público, hasta que finalmente se supo que padecía tuberculosis y no tenía ningún elemento de protección, tampoco los guardiacárceles ni su defensor (público) que lo asistía en la audiencia. En esa ocasión, se improvisaron tapabocas para los que estaban en la sala y continuar con el procedimiento, tras el restablecimiento del acusado. 

A la misma situación están expuestos en los propios guardias penitenciarios que trasladan a los internos a los tribunales y unidades fiscales del Alto Paraná para sus audiencias. Hay un caso confirmado de una funcionaria de la sexta circunscripción que fue contagiada de tuberculosis, en su lugar de trabajo, y que ahora está bajo estricto tratamiento. 

A criterio de la Dra. Aguayo, el programa regional de lucha contra la enfermedad debe intensificar su labor en cárcel regional, pero contar con el apoyo de las autoridades de la institución, aislando a los enfermos y cuidando que consuman su medicamento en el tiempo establecido, además de proveer materiales de protección para los funcionarios que están en contacto permanente con los reclusos. 

Se espera una labor interinstitucional, para definir que recursos y materiales sean providenciados para evitar que los trabajadores judiciales, auxiliares de justicia y penitenciarios sean contagiados con la enfermedad, cuya transmisión es rápida de persona a persona, por el aire.